Los arqueólogos concluyen que en la dieta de los pobladores de la alquería andalusí predominaban los cereales y los caracoles terrestres y marinos, dado que han desenterrado gran cantidad de estos moluscos.
El pasado del Poble Nou de Benitatxell es luminoso. Los últimos hallazgos en la Cova de les Bruixes arrojan nueva luz sobre el periodo islámico de un yacimiento en el que las estructuras más antiguas que se han documentado son de época iberoromana. Los arqueólogos Miquel Sánchez y Anna Viciach han descubierto en estas últimas semanas tres candiles de pitera datados uno de ellos en el siglo XI y los otros dos, que son vidriados, en el XIII. Estas lamparitas de aceite son de uso doméstico y se fabricaban en la esplendorosa ciudad de Daniya (la actual Denia). En la Cova de les Bruixes existía entonces una alquería islámica vinculada a los cultivos de cereales. En las excavaciones arqueológicas se han encontrado ya una decena de silos excavados en tierra que se utilizaban para almacenar los cereales y que luego se amortizaban con los desechos que generaba la alquería. Sus pobladores se alumbraban con la llama azulada de los candiles de pitera, una novedad tecnológica, precedente de los fanales, que llevó la luz a las casas andalusíes. Estas palmatorias de aceite han aparecido al excavar el último silo descubierto. Los investigadores también han hallado cerámica de uso doméstico y gran cantidad de caracoles, tanto terrestres como marinos. “Este nuevo hallazgo nos puede decir muchas cosas de la vida cotidiana de nuestros ancestros. Por ejemplo, ahora se confirma que estos moluscos tenían gran importancia junto a los cereales, claro está, en la dieta de los pobladores de la alquería islámica de la Cova de les Bruixes” apuntó el concejal de Cultura, Manolo Segarra, quien asistió junto con el alcalde a ver el hallazgo.
La Cova de les Bruixes, un yacimiento de época ibero romana y andalusí, de nombre que delata un pasado esotérico y mágico, ha registrado ocupaciones desde hace 2.200 años. Se han hallado restos íberos y andalusíes. En 2001, ya se llevó a cabo una intervención arqueológica y se hallaron cerámicas íberas pintadas, sigillatas y vasijas importadas de la Campania italiana. La excavación del 2016, impulsada por la concejalía de Cultura, a cargo de Manolo Segarra, sacó a la luz una alquería andalusí, es decir, una agrupación familiar, por lo general, de 5 o 6 casas además de diferentes construcciones relacionadas con las actividades agropecuarias en las que se basaría su economía. Hallaron un aprisco en el que los pastores guardaban el ganado en el periodo ibérico, romano e hispanomusulmán. Y ahora consolidan un nuevo silo de cereales vinculado a la alquería andalusí.