El Poble Nou de Benitatxell, al igual que Milán, también tuvo su Scala. Así se llamaba el restaurante que abrió en este municipio a principios de los ochenta el gran barítono argentino Cesar Ponce de León. Allí cantaba para sus clientes, solo cuando le apetecía, Oh, sole mío y otras piezas operísticas, aunque ninguna le gustaba tanto como El toreador de Bizet.
La viuda de Cesar Ponce de León, barítono argentino que durante años compartió cartel con los grandes del “bel canto”, ha donado la colección particular de partituras que atesoraba el cantante a los archivos de la Escuela de Música del Poble Nou de Benitatxell. La propia viuda, Lola Pedreño, entregó personalmente las piezas al director de la Escuela de Música, Antonio Catalá. Aida y La Traviata de Verdi, así como un raro ejemplar de Misa Tango, regaló el compositor y amigo Bacalov son algunas de las partituras que forman parte de esta colección exclusiva. “Creo que es el mejor lugar donde pueden estar, quizás algún día alguien los sepa apreciar y valorar como se merecen. Sé que él estaría contento de mi decisión, teniendo en cuenta que mi marido se implicó en la recaudación de fondos para la compra de instrumentos de la primera banda de música del Poble Nou de Benitatxell en los años ochenta” comentó Lola en el momento de la donación.
En efecto, el cantante, muy querido en el pueblo, fue uno de los promotores a la hora de conseguir financiación para la compra de los instrumentos en el proceso de creación de la primera banda de música del Poble Nou de Benitatxell. En septiembre de 1985, Cesar de León organizó una gala lírica en los jardines del restaurante de la urbanización Alcassar en El Poble Nou de Benitatxell. Estuvo presentada por Isabel Tenaille y cantaron sopranos, tenores y barítonos de todo el mundo acompañados de piano.
Cesar Ponce de León, o Cesare de León había recalado en El Poble Nou de Benitatxell a principios de los ochenta. Dejó la música en busca de la independencia personal y algo cansado del ambiente competitivo de un negocio que, aunque próspero, era también su prisión. Sus inicios en el canto estuvieron ligados a los cabarés. Oveja negra de una familia de buena posición decidió cantar tangos por las noches en distintos cabarets de Buenos Aíres. Fueron los mismos músicos que le acompañaban en esas primeras actuaciones nocturnas los que le aconsejaron que se tomara más en serio su propio potencial como cantante. A los 25 años marchó a Italia con una beca para estudiar canto en el conservatorio de Venecia, donde comenzó el aprendizaje de la mano de Mariano Stabile. Fueron cinco años de estudios con todos los gastos pagados en los que trabajó duro. En los años siguientes actuó en las principales salas de conciertos de Italia como en la Scala de Milán, e incluso realizó recitales en la RAI. En España grabó cuatro zarzuelas con la orquesta del Teatro Lírico de Barcelona y fue responsable junto con la soprano catalana Montserrat Caballé de la primera ejecución en Italia de la obra España en el corazón, del compositor Luigi Nono. Sus cenizas reposan en su querida Buenos Aires, donde la viuda viajó para llevarlas, cumpliendo el último deseo del barítono.