Un centenar de personas disfrutaron ayer de la Primera jornada de Puertas Abiertas de la Cova de les Bruixes, organizada por la concejalía de Cultura, a cargo de Manolo Segarra. Una excursión mágica que discurrió entre viñedos y paisaje rural. Los arqueólogos Josep Ahuir i Miquel Sanchez, y la restauradora Ana Viciach, explicaron los detalles de los últimos hallazgos así como las misteriosas leyendas que la acompañan.
El arqueólogo y gestor del patrimonio cultural, Josep Ahuir, y la arqueóloga y restauradora Anna Viciach presentaron los últimos avances en la investigación, consolidación y difusión del yacimiento arqueológico de época iberoromana e hispanomusulmana. El grupo se desplazó y volvió de la cueva a pie.
La cueva, que formaba parte de la alquería del Abiar y cuya primera ocupación data de cerca de 2200 años, fue utilizada como corral y vertedero en el periodo ibérico, romano e hispanomusulmán. Las excavaciones del 2001 ya sacaron a la luz interesantes hallazgos como cerámicas ibéricas pintadas, sigillatas y otras importadas de la zona de la Campania italiana. Entre ellas cabe destacar una pieza completa de cerámica íbera, que se encuentra en el Museo Arqueológico de Xàbia y que aparece también en el cartel promocional del lugar.
El yacimiento fue localizado en 1987 en el Tossal Gros por Joaquin Bolufer. Según la historiografía local, a finales del siglo XIII, ya abandonada, pasó a convertirse en la guarida perfecta de bandoleros. La leyenda también sugiere que los contrabandistas ahuyentaban a la gente haciéndoles creer que allí habitaban brujas. Para ello derramaban azufre que producía misteriosas llamas alrededor de la cavidad. Sería, por tanto, el miedo lo que llevó a los habitantes de El Poble Nou de Benitatxell a llamarla “Cova de les Bruixes”.